El coronavirus SARS-CoV2 es el agente causal de la enfermedad COVID-19, actualmente en estado de pandemia. Se trata de un virus que se transmite desde el tracto respiratorio principalmente a través de gotitas que se liberan al toser, estornudar o hablar, indirectamente a través de objetos contaminados con secreciones corporales, o a través de aerosoles(1). Debido a las vías de contagio conocidas del virus, es razonable considerar el rol de la exposición natural de los ojos en la diseminación de la enfermedad COVID-19. La porción externa de los ojos se denomina superficie ocular y es la que se encuentra en contacto con el ambiente y protegida por los párpados cuando están cerrados. La superficie ocular abarca tanto a la córnea, que es la parte central, anterior y transparente del globo ocular, como la conjuntiva, que es la membrana mucosa que envuelve al globo y se continúa con los párpados.
¿Es el coronavirus capaz de infectar y replicar en la superficie ocular?
Dado que la mucosa conjuntival está muy expuesta al ambiente
y comparte muchas características con la mucosa del tracto respiratorio (la
puerta de entrada del SARS-CoV2), surge la posibilidad de que la misma
superficie ocular se constituya como vía de entrada para el virus. Después de
todo, las mismas gotitas que pueden ingresar por el tracto respiratorio podrían
impactar sobre la superficie ocular, y también es conocido el hábito de
frotarnos los ojos con frecuencia durante el día, siendo ésta otra forma
posible de inoculación del virus a partir de las manos. Además, la superficie
ocular comunica directamente con la cavidad nasal a través del conducto
lacrimonasal, la vía natural de drenaje de las lágrimas, por lo que los ojos
podrían ser una vía de entrada indirecta al tracto respiratorio, donde ya sabemos
que la infección ocurre. Apoyando esta posibilidad, la superficie ocular
expresa la enzima ACE2, el receptor principal del virus, y otras proteínas
involucradas en el proceso(2), por lo que las células epiteliales de la
conjuntiva cumplirían con los requisitos moleculares para poder ser infectadas
por SARS-CoV2.
¿Hay evidencia de que una persona se puede infectar a través de los ojos?
Responder fehacientemente esta pregunta es más complejo
porque es difícil documentar exactamente la puerta de entrada en una persona
infectada. Hay al menos evidencia anecdótica sobre un experto en infecciones
que inspeccionó el área de Wuhan, China al comienzo de la pandemia usando
protección respiratoria adecuada pero no ocular. Esta persona desarrolló un
cuadro compatible con conjuntivitis a los pocos días y después tuvo
confirmación de la enfermedad COVID-19(3). Sin embargo, los niveles de
expresión de los receptores virales en la superficie ocular son menores que a
nivel respiratorio(4). Hasta ahora no hay casos documentados de transmisión del
virus por vía ocular y al mismo tiempo hay certeza de que la vía respiratoria
es por lejos la puerta de entrada en la mayoría de los casos a nivel mundial. Es por esto que las recomendaciones
oficiales en todos los países sean que el personal de salud que se encuentra
expuesto a condiciones de alto riesgo utilice protección ocular, mientras que
la población general debe utilizar tapabocas que cubra la nariz y la boca
porque éstas son las principales vías de infección.
¿Son las lágrimas y las secreciones oculares una fuente de contagio?
Hay
varios estudios que muestran la presencia de ARN viral en las secreciones
oculares de pacientes sintomáticos y asintomáticos con confirmación de la
enfermedad(5). Sin embargo, hasta la fecha no se ha reportado el cultivo del
virus a partir de dichas secreciones. Por otro lado, la conjuntivitis,
sugerente de replicación del virus en la mucosa ocular, es un signo no tan
frecuente como los clásicamente asociados a la enfermedad pero sí aceptado
dentro del espectro clínico de COVID-19(6). Estos datos deben ser puestos en
contexto: solamente una fracción pequeña de los pacientes infectados
confirmados tienen presencia viral por PCR en las secreciones oculares,
mientras que todos ellos tienen pruebas positivas de PCR para muestras del
tracto respiratorio (es así justamente como se los identifica). Por lo tanto,
es razonable asumir que las secreciones de origen ocular pueden ser una fuente
de virus infectivos, si bien todavía no ha sido demostrado, y que hay que tomar
las precauciones correspondientes. La forma natural de tomar contacto con las
secreciones oculares es a partir de las manos, por lo que esta vía de contagio
estaría cubierta con la recomendación conocida del lavado de manos.
Bibliografía
1. MacKenzie, J. S. & Smith, D. W.
COVID-19: A novel zoonotic disease caused by a coronavirus from China: What we
know and what we don’t. Microbiol. Aust. 41, 45–50 (2020).
2. Zhou, L. et al. ACE2 and
TMPRSS2 are expressed on the human ocular surface, suggesting susceptibility to
SARS-CoV-2 infection. Ocul. Surf. 18, 537–544 (2020).
3. Lu, C.-W., Liu, X.-F. & Jia,
Z.-F. 2019-nCoV transmission through the ocular surface must not be ignored. Lancet
(London, England) 395, e39 (2020).
4. Leonardi, A., Rosani, U. & Brun,
P. Ocular Surface Expression of SARS-CoV-2 Receptors. Ocul. Immunol.
Inflamm. 28, 735–738 (2020).
5. Durán C, S. C. & Mayorga G, D. C.
The eye: “An organ that must not be forgotten in coronavirus disease 2019
(COVID-2019) pandemic”. Journal of Optometry (2020).
doi:10.1016/j.optom.2020.07.002
6. Ho, D. et al. COVID-19 and the Ocular Surface: A Review of Transmission and Manifestations. Ocular Immunology and Inflammation 28, 726–734 (2020).
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